Kamakura era el lugar elegido. Antigua capital de Japón, fue centro de uno de los clanes del Shogun, lo que hizo que en esta montañosa zona, bañada por el océano, se concentre una cantidad importante de templos.
Cincuenta minutos de tren nos han acercado a esta localidad. Nos hemos bajado en la zona donde están los templos budistas de la escuela Zen. Hemos visitado uno de ellos, quizá no el más destacado, pero si el más antiguo, ya que data del siglo XIII, con tres estatuas de madera en su altar principal, todo ello muy sobrio, característica de los templos de esta época. El entorno donde se ubicaba, hacia además que la visita fuera muy chula.
Justo aquí se inicia un recorrido por la montaña, tipo senderismo, la ruta del Daibutsu que tras 3,5 km. finaliza en el templo del Buda gigante. Este sendero se puede hacer solo si no ha llovido mucho, como es el caso. Había zonas con algo de barro, pero en general estaba en buen estado. El entorno, otra vez, una gozada. Casi ni te dabas cuenta del calor que hacia, entre tanto árbol. Las raíces de estos árboles hacían las veces de escalones para ir subiendo y bajando. Un paseo de lo mas agradable. Todo un acierto el habernos decidido a hacerlo.
En el camino, se iban intercalando algunos templos menores. La zona estaba repleta de niños japoneses, a los que les han traído de excursión, algo muy típico en este país, ya que no ha habido un solo lugar donde no hayamos coincidido con alguna excursión escolar.
En el pequeño templo de Zeniarai-Benten, es tradición venir a lavar el dinero (literalmente, no figuradamente que eso sería un fraude). Así que, haya donde fueras haz lo que vieras, y tras encender nuestra vela y colocar nuestro ramillete de incienso, nos hemos metido en una pequeña cueva a lavar nuestros yenes! Dice la leyenda que esto nos aportará riqueza en el futuro. Ya os contaremos si se cumple...
Tras más de dos horas de tranquila caminata, por fin hemos llegado al Daibatsu, el templo más visitado de Kamakura, donde se encuentra el Buda de bronce.
La razón de que esté así, al aire sin un techo que lo cobije, es por un tsunami que hace no sabemos cuantos años se llevo el templo que había en este lugar.
Aquí hemos colaborado con los deberes asignados a un grupo de niños, que nos han regalado una canción y unas figuritas de papel (origami), por haberles ayudado. Qué gozada de niños: educados, disciplinados...
Después, el hambre empezaba a asomar y tras descender la carretera de acceso al templo, hemos elegido un sitio que no tenía mala pinta, y nos hemos sentado.
Fuera, habíamos visto la foto de un par de platos que nos podían gustar. Cuando nos sacan la carta, nos hemos empezado a descojonar, puesto que todo estaba escrito en perfecto japonés, sin fotos que nos pudieran ayudar. En fin, que Susana le ha señalado a la chica la foto de la entrada y listo. Además, los de la mesa de al lado, estaban con unas gambas en tempura que tenían una pinta estupenda, así que señalando otra vez, nos han entendido. Lo del bol es arroz con unos pececitos, que los llevamos viendo en los mercados a lo largo del viaje. Acompañado de sopa Miso y unos pepinillos. Todo estaba muy sabroso, por lo que otro acierto en cuanto al tema gastronómico se refiere.
El ultimo templo del día, el de Hasedera, es conocido por sus diferentes pabellones, donde destacan la figura de una diosa Kannon de gran tamaño. Lo que nosotros desconocíamos, es que en esta época del año es también famoso por la 'ruta de las hortensias', que según Google, son originarias de Japón (entre otras zonas). Mucha gente haciendo cola para ver este paseo, más que para ver el resto del templo. A Susana, que le encantan las flores, le ha entusiasmado, ver los más de 10 tipos diferentes de hortensias en flor.
Y como colofón a nuestra excursión a Kamakura, nos hemos acercado al océano. Este es otro de los reclamos para los propios japoneses, acercarse a la costa, a disfrutar de sus playas. Están en pleno trabajo de montaje de los chiringuitos playeros, entendemos que por que al ser época de lluvias, la temporada aún no ha comenzado. El día tan bueno que nos ha salido, nos ha permitido pasear por la playa y mojarnos los pies.
Había cuervos por todos lados, y hasta aguilas sobre volando a una altura que incluso en los carteles de peligro y prohibición, mencionaba que cuidado con ellos !
Kamakura es una ciudad moderna con un pasado antiguo y un patrimonio muy interesante. Muchos comercios típicos de una localidad con playa y costa para practicar deportes acuáticos.
Por cierto, para que veáis que lo de los tsunamis que os comentábamos relacionado con el gran Buda, no es solo una historia antigua, hay mensajes en las aceras avisando de la ruta de evacuación en caso de que se anuncie uno. Recordaros que hace 4 años sufrieron uno, que afectó a la central nuclear de Fukushima con trágicas consecuencias.
Hoy el día nos lo hemos tomado con calma, seguramente uno de los más tranquilos de todo el viaje. De hecho, era aún de día cuando hemos llegado a nuestro 'hogar japonés'. Y como la tarde estaba preciosa, nos hemos subido la cena a la azotea.
Por cierto, hay muchas opiniones que dicen que comer en Japón es caro. Al cambio, lo que veis aquí nos ha salido por 4,25€. Sushi de calidad, con ingredientes como el atún y la anguila, que no son de los baratos, precisamente. A nosotros, nos parece que se puede comer muy bien, por un precio muy ajustado, y en ocasiones, hasta barato. La cerveza sí es cara, eso también hay que decirlo.
Por cierto, no estábamos solos, nos hemos subido a nuestra compañera anime recién adquirida en Akihabara la noche anterior, para que ella también disfrute de las vistas... ¿qué os parece?
Estamos súper encantados con este lugar. Vaya lujazo, poder tener un sitio como éste, con estas vistas... Y el Skytree a lo lejos, pero muuuuuy al fondo.
Y para muestra este video que hemos grabado mientras cenábamos: https://youtu.be/XNrdRWZ4woo
Hasta mañana.
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