Hemos desayunado en un combini, o supermercado de pequeño tamaño, tipo Vips, en el que lo mismo te compras el periódico, que un desodorante, que una tarjeta prepago para el móvil... que un café y un bocadillo o dulce de té japonés. Este tipo de locales están por todo el país y hemos de reconocer que te facilita mucho las cosas.
Takayama tiene otro mercado, muy pequeño, al otro lado del río. Nos hemos acercado hasta allí, para emprender una caminata por el parque que rodea la ciudad y que está coronado por varios templos. Entre pinos y un camino húmedo por la lluvia de la víspera, el paseo se ha hecho muy ameno. Hasta nos hemos topado con un jabalí...(fauna local, suponemos; y eso que los carteles solo prevenían de la posible presencia de osos!)
Desde aquí hemos descendido y pasado de nuevo por el puente principal con su divertida escultura.
Las mochilas nos estaban esperando en el ryokan y con ellas a la espalda nos hemos dirigido a la estación de autobuses para coger el bus a nuestro siguiente destino: Shirakawago. Desde hace poco, este trayecto se hace en menos de 1 hora, ya que han abierto una carretera de pago con túneles y mas túneles. Cuando las vistas lo permitían, se podía distinguir un valle con su río rodeado de montañas donde la niebla parece que nunca desaparece.
Shirakawago es uno de los pueblos más bonitos de Japón y destaca por sus casas Gassho, casas originales de madera y paja con más de 500 años de antigüedad, con los tejados en forma de dos manos rezando. Esta construcción está especialmente pensada para poder combatir los rigores del frío invierno, evitando la acumulación de grandes cantidades de nieve. Algunas de ellas han sido reconvertidas en tiendas y restaurantes. Otras siguen siendo viviendas privadas donde la gente vive y trabaja los campos de arroz que las rodean.
Además, alguna se puede visitar para analizar con un mayor detalle su estructura interior y su sorprendente amplitud. Lo mas interesante esta en las azoteas. A medida que ascendemos el olor a humo que se utiliza para compactar aún más la paja y aumentar su durabilidad se hace cada vez más notable. A cada lado dos enormes ventanales que de norte a sur permiten garantizar la frescura e iluminación de esta área de la casa.
Un fácil paso permite acercarse a un mirador desde el que se tiene una bonita perspectiva del valle con sus casas en forma de A.
Con un ritmo muuuuuy pausado, no hemos llegado a las 3 horas, de vuelta a la estación de bus, donde hemos recogido el equipaje de las taquillas (es sorprendente lo bien organizado que lo tiene los japoneses. En todas las estaciones de bus o tren, en los centros comerciales...siempre hay un espacio de taquillas de diferentes tamaños para dejar los bultos que lleves)
Siguiente destino y último del día: Kanazawa. El motivo de llegar hasta aquí es visitar sus jardines, de los que dicen son el mejor ejemplo de jardín japonés del país. Mañana lo comprobaremos.
Hoy, y como hemos llegado con tiempo, desde la futurista estación (tienen un torii antes de un cierre acristalado. Además, una fuente con varios chorritos hace las veces de reloj, marcando la hora y presentando mensajes de bienvenida en varios idiomas. Muy ingenioso.
Desde aquí, directos al coqueto hotel y vuelta a la calle, para dar una vuelta. Nos ha gustado lo que hemos visto, una ciudad muy dinámica, con ambiente, más grande de lo que pensábamos.
Tras el paseo, cena con sushi y sake... y a dormir.
La lluvia ha estado amenazándonos todo el día, pero hemos vuelto a tener mucha suerte, ya que nos ha pillado viajando o cenando.Para acabar, otro de los mandos del WC de la habitación.
Hola Chicos, precioso paisaje de montaña, las casas parecen frágiles , pero sorprende su potente estructura interior. Un besito
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