Nos hemos levantado a las 4 de la mañana. Sí, no es una fallo del corrector ortográfico del iPad. A esa hora, en Tokyo ya es de día, aunque aún no hay casi nadie por las calles, las estaciones de metro están a punto de abrir y el tráfico es muy escaso. Os preguntaréis ¿y para qué? Pues para acercarnos a Tsukiji, el mercado de pescado más grande del mundo.
Y es que aunque no abre al público hasta las 9, a partir de las 5 se puede visitar la subasta del atún... o eso pensábamos, porque cuando hemos llegado a eso de las 4:50 al punto donde te tienes que apuntar, el cupo diario de 120 personas estaba cubierto desde las 3:45 !!! Imaginaros la cara que se nos ha quedado.
La actividad por los alrededores del mercado era frenética, con esa especie de carretilla con la que se mueven llevando los pedidos a los minoristas. Tienes que andar con mucho cuidado para que no te atropellen.
A esa hora, lo que sí que hemos hecho ha sido desayunar en uno de los puestos que a esas horas sirven el que dicen es el sushi más fresco del mundo. Y no os vamos a engañar: difícilmente probaremos algo tan delicioso, y eso que estamos comiendo de maravilla y probando de todo durante este viaje.
Hemos acabado de desayunar y aún eran poco más de las 6 de la mañana. ¿Y qué hacemos a estas horas? Pues nos hemos vuelto al apartamento a dormir un rato con el objetivo de regresar a partir de las 9 que es cuando abren la zona de mayoristas al público para poder ver todo el género que venden, en especial los atunes.
El sueño nos ha atrapado más de lo previsto y para cuando hemos aparecido de nuevo por el mercado, aproximadamente a las 11 (se supone que no cerraban hasta las 12), estaban recogiendo todo ! Parece ser que como al día siguiente no hay mercado, se están esmerando en dejar todo bien guardado y han empezado a guardar las cosas mucho antes de lo normal. Así que otra decepción, ya que no hemos podido ni sacar una foto a un atún de esos grandotes...
Los alrededores del propio mercado estaban muy animados, el calor apretaba de lo lindo, y hemos estado callejeando un buen rato.
Para llegar al mercado desde el apartamento, hemos pasado por el distrito de Shiodome con algunos de los más altos rascacielos de Tokyo, sede de alguna de las más prestigiosas empresas. Es una pasada ver como algunos de estos edificios están ínterconectados, presentan unos patios interiores con tiendas, restaurantes y, en algunos casos, hasta son la entrada a una estación de metro!
Desde aquí nos hemos dirigido hacia el barrio de Ginza, uno de los más pijos de la ciudad, la zona más exclusiva y cara. A modo de ejemplo, un edificio de Armani de 'tan solo' 12 plantas, otro de Dior de no sabemos cuantas... en fin, todo de este pelo.
Aunque, como veis en las fotos, también hay hueco para tiendas mas normalitas. Menos mal que siempre nos quedará Uniqlo!
No era muy tarde, pero estábamos descojonados de la paliza de día que llevábamos, así que nos hemos retirado a descansar. Lo hemos estado comentando, y no nos vamos a dar un madrugón de nuevo, pero si que intentaremos acercarnos otro día al mercado, a una hora más temprana para ver si pescamos algún simpático atún.
Día raro donde los haya, verdad? Pues aún no lo hemos dado por finalizado. Tras otra siesta de un par de horas, nos hemos ido a la cercana zona de Roppongi, barrio repleto de extranjeros que trabajan en las embajadas y consulados internacionales que ocupan esta zona de Tokyo. Además, destaca por tener algunos de los centros comerciales, rascacielos de apartamentos, oferta cultural y de ocio, todo juntito en una misma zona.
Destaca Roppongi Hills, con boutiques de alto standing, museos y hasta arañas gigantes! No, no estamos en nuestra queridísima Bilbao, aunque Louise diseñará tanto ésta como la araña que hay junto al Guggenheim.
Pues ha sido, sacar la foto y ponerse a llover y de qué manera. Y para colmo habíamos dejado el kit de lluvia que siempre llevamos encima en el alojamiento. La caladura ha sido de las de recordar. Menos mal que solo es agua y que no hace nada de frío...
Luces y sombras, así ha sido la jornada de hoy. Pero estas aventuras es lo que tienen, que aunque Roberto se empeñe en planificarlo todo, hay cosas que se escapan de lo terrenal, je,je.
Hola Chicos , que penita madrugar tanto para no ver el despiece de los atunes, por lo demás el día ha sido redondo.El desayuno , los puestos del mercado , los edificios .. fantástico.
ResponderEliminarRoberto, en que tipo de " especímenes " estás sentado ? jaja .
Un besito