viernes, 26 de junio de 2015

Día #15: Tokyo (Shinjuku)

Hoy viernes nos hemos levantado con una calma inusual en nosotros, sobre todo en Roberto que siempre está metiendo prisa (que si hay que salir ya, que hay que llegar a tal hora para ver esto o lo otro...)
Hemos empezado dando un paseo a través del barrio de Roppongi, en esta ocasión de día y con tiempo seco. La idea era acercarse a Shinjuku, cuyo centro lo marca la estación de tren y metro, la más transitada dicen del mundo.
Shinjuku muestra dos caras bien distintas según se encuentre uno a un lado o al otro de la estación. Primero nos hemos acercado a la parte Este, en donde destacan la zona de Kabuchiko, un barrio rojo donde de día apenas se ve actividad, más allá de algún cartel con fotos de chicas, y mucho neón indicando los clubes de la zona. Nos imaginamos que de noche tiene que ser otra historia. Lo que si abundan son las tiendas, sitios donde comer, etc. Además, toda una oferta de ocio complementa el ambiente de estas calles.

Según nos íbamos acercando a la otra parte, la Oeste, grandes centros comerciales, competían con los rascacielos de grandes empresas y edificios gubernamentales. El cielo gris amenazaba y anunciaba el chaparrón que estaba a punto de empezar a caer.

Justo al lado de las vías del tren, un callejón de los que no invitan a entrar, pero que a Roberto siempre le gusta entrar y cotillear. Nos ha descubierto un montón de izakayas o tabernas japonesas, de las que llevábamos con ganas de probar desde hace días. Vaya descubrimiento.
En algunas ponen pintxitos de carne y pescado, en otros soba, ramen, udon o toda clase de fideos. Hemos optado por una donde cocinaban esto último. Espectacular, sobre todo el cuenco con el caldo de pollo y el udon. 

Como podéis ver, hemos tenido que echar mano del paraguas, porque ha empezado a llover, no mucho, pero lo justo para fastidiar. Y es que no ha parado en toda la tarde, llegando a caer con fuerza en algunos momentos. Pero esto no ha sido obstáculo para seguir adelante. Tras un cafecito reparador y complemento a la comida, queríamos ver Tokyo desde las alturas (aunque nuestra azotea ya nos regala unas vistas espectaculares de la ciudad). Concretamente hemos subido a uno de los observatorios del edificio del Ayuntamiento, que de manera gratuita te permite subir a la planta 45 de la torre que tu elijas de las dos que componen este edificio, llamado Tocho.
Las vistas, con la tormenta en un momento álgido, eran algo borrosas, pero aún así merecían la pena.
Si nos hubiera salido un día tan despejado como el de ayer, seguro que hubiéramos podido ver hasta el Fuji. Esto es lo más cerca que lo vamos a ver, el panel que te indica a dónde mirar desde el observatorio!

Ya en la calle, los rascacielos se imponían ante nosotros y no como hacía unos minutos, cuando los mirábamos por encima del hombro.

Un paseo bajo la lluvia desde Shinjuku para ir de nuevo a Harajuku, a recorrer Takeshita Dori, esa calle que vimos hace unos días, pero que Susana tenía ganas de repetir. Los pies empezaban a estar ya bastante calados, y es que cada vez llovía con más fuerza. Hemos estado entrando en varias tiendas y centros comerciales, para tratar de entender esto de la moda japonesa, que no acaba de encajar con nuestros gustos. Además, nos servia para resguardarnos de la incesante lluvia.

Y como el panorama no cambiaba, hemos optado por coger el tren y volver al alojamiento, no sin antes parar a cenar en una taberna por la que pasamos casi todos los días a la salida de la estación y que siempre está repleta de gente, todos japoneses con su cerveza y sus pintxitos.
Ha sido muy gracioso, porque cuando le hemos pedido (en japonés) a una de las señoras que atendía unos morunos de carne, nos dice, señalando el corazón y el hígado, que allí sólo se cocinan esas partes del cerdo!

Hemos dudado, y ha sido en ese momento cuando un grupo de nipones que estaban allí comiendo y bebiendo nos han empezado a hablar, recomendándonos que pedir, nos han dado a probar algunos de sus platos, hasta un vasito de sake... Vaya risas que nos hemos echado. Todos con el traductor en el móvil, buscando las palabras para podernos entender. Entre tanto, hemos pedido dos brochetas de corazón acompañadas de una cerveza. No ha sido lo mejor que hemos probado en este viaje. Estaba bueno y para nada era algo que nos echara para atrás. 
Este es el selfie con nuestra cuadrilla japonesa!

Una buena manera de terminar el día. Mañana esto se acaba. El avión no sale hasta las 22:30, por lo que aún tendremos tiempo de seguir explorando esta frenética ciudad. Eso sí, tendréis que esperar unos días, antes de poder leer la entrada correspondiente en el blog.

2 comentarios:

  1. Vaya contrastes durante todo el viaje...dias de templos, naturaleza, pueblos, todo tranquilidad. Y de repente, rascacielos, gente, neon...
    Da pena que se acabe el viaje, pero seguro que a la vuelta teneis todavia muchas mas cosas que contar....
    Por cierto, creo que ahora vais a ser mucho mas criticos con el sushi aqui.

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  2. Voy a echar de menos el "parte"diario de vuestras vacaciones.Ya queda menos para el blog del 2016...¿?..Buen viaje de vuelta a bilbao.

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