martes, 16 de junio de 2015

Día #5: Hiroshima - Miyajima

Sentimientos encontrados son los que nos han traído hoy hasta esta zona del país. Por un lado rememorar uno de los hechos más trágicos en la historia de la Humanidad. Por otro, poder ver con nuestros propios ojos una de las estampas clásicas y más bonitas de cualquier visita a Japón.

Vamos por partes. Hoy tocaba coger el Shinkasen, el AVE japonés. Concretamente el modelo Hikari. Son como patos, verdad? Moverse en Japón, es decir Tren. Y para un turista, lo que debe hacer es planificar muy bien los trayectos a hacer, para decidir qué tipo de JR Pass comprar antes de viajar desde España, ya que solo se puede adquirir fuera de Japón. Nosotros hemos optado por el de 7 días, y hoy lo hemos activado, ya que el trayecto era largo. Este pase te permite coger casi todos los trenes bala japoneses para moverte por el país. No es barato, pero sale a cuenta si se ven lo que cuestan los billetes por separado. Con un par de largos desplazamientos ya lo has amortizado.

El primer objetivo del día era Hiroshima. La lluvia ha hecho acto de presencia pero, como anticipaba Susana, parece que es lo más adecuado para una visita a un sitio histórico tan gris como este.
Desde la estación, unas amplias avenidas establecidas en cuadriculas, diseñadas tras la reconstrucción de la ciudad, nos han permitido llegar, paraguas en mano, a la entrada del Parque de La Paz. Justo al lado, el único edificio que se ha conservado tal y como quedó tras el estallido de la bomba. Se trata del Pabellón de Fomento de Industria de la ciudad que, no se sabe bien por qué aguantó en pie. Se ha convertido en todo un símbolo de Hiroshima.

Una vez dentro del Peace Park, distintos monumentos conmemorativos se suceden. Desde el que aboga por el fin de las armas nucleares, el que recuerda a las víctimas coreanas, el monumento infantil, la llama de La Paz, cenotafios varios...

La visita ha terminado en el Museo, donde te explican los detalles del suceso, el impacto en la ciudad y su gente... todo muy triste, para que os vamos a engañar. Nunca pensamos que algún día estaríamos aquí, en esta ciudad que cada 6 de Agosto es recordada mundialmente. Y una vez en el centro de la tragedia, te hace reflexionar sobre el ser humano y su incapacidad de terminar con cualquier tipo de disputa, del tipo que sea...

De vuelta hacia la estación, ya que Hiroshima no tiene mucho más que ver, se atraviesa una calle comercial cubierta y peatonal, que además nos ha venido bien para resguardarnos de la cada vez más débil lluvia.
Para agradar a los que tanto os apasiona la gastronomía, comentaros que una de las especialidades locales es el okonomiyaki que, aunque también se encuentra en otras partes de Japón, aquí lo cocinan de manera diferente. Teníamos pensado probarlo en un edificio que tiene 3 plantas dedicadas en exclusiva a preparar este plato. Una vez el el ascensor: pito pito gorgorito......piso 3. El lugar no tenía desperdicio. Hemos elegido casi al azar, ya que todos tenían el mismo aspecto.
Este delicioso plato consiste en una masa tipo tortita que se va cocinando a la que se añaden ingredientes poco a poco (col, fideos, repollo...), se le da la vuelta, se le añaden huevos, en plan tortilla, algún ingrediente adicional al gusto (en nuestro caso, bacon), lo condimentan con hasta 6 diferentes tipos de salsas y especias... todo ello lo cocinan sobre la plancha delante de ti y cuando está, te lo acercan, te dan una espátula y unos palillos, y a comer! Sin comentarios.

Con los deberes hechos, vuelta a la estación y tren local al puerto para coger un ferry que nos iba a llevar a la isla de Miyajima, famosa por su torii sobre el mar. El sol ha empezado a salir, ni rastro de lluvia y el calor apretaba de lo lindo. No estamos sufriendo en exceso el tema del calor; vamos, ni punto de comparación con anteriores experiencias en Asia.
Las vistas desde el ferry prometían y mucho. Pero lo mejor aún estaba por llegar. Roberto tenía más que controlado el tema de las mareas (alguno lo dudaba), y sabia que a las 15:04 minutos era cuando la bajamar nos iba a permitir bajar a la arena y tocar este símbolo naranja. Recordaros, que los torii son las puertas de entrada a los templos sintoístas, algo así como pasar de un estado terrenal a un estado sagrado. Y este torii simboliza precisamente eso. Lo que le caracteriza es su ubicación en medio del agua en un entorno tan maravilloso como es la boscosa isla de Miyajima.
El santuario de Itsukushima Jinja, sin embargo, se quedaba huérfano sin el agua por debajo... pero con la pleamar del día siguiente el espectáculo visual estaba garantizado.

Este es el templo principal de la isla, pero no el único. La tarde soleada nos animaba a seguir disfrutando del entorno así que nos hemos metido en plena ruta montaña arriba, para descubrir otras joyas que nos estaban esperando.
Entre todas ellas, destacaba el templo budista de Daisho-in, realmente bonito y relajante. 
Numerosos edificios, todos ellos rodeados de jardines, agua, bosque y los inconfundibles jizos, unas pequeñas y divertidas figuras que simbolizan las almas de niños nonatos o que murieron prematuramente, y a los que sus seres queridos quieren recordar y asegurarse de que sus almas acaban en el lugar adecuado.

Ah, y aquí los ciervos también deambulan a sus anchas como lo hacían en Nara.

Bajando de nuevo hacia el pueblo, mas templos y pagodas. 
Mucha gente se acerca a la isla, y se marcha. Nosotros hemos optado por hacer noche, con el objetivo de disfrutar con muuuucha calma de este sitio, en sus diferentes momentos (día, noche, pleamar, bajamar...) De hecho, esto nos ha permitido dormir por vez primera en el típico alojamiento japones: un ryokan. Se trata de un espacio cubierto con suelo de tatami (que ni te dejan pisar con zapatos. De hecho, tienes que dejar el calzado en la entrada del alojamiento, calzarte unas zapatillas cortesía de la casa y entonces sí, ya puedes acceder a tu habitación. En el suelo, sobre el tatami te colocan una especie de funda nórdica sobre un mini colchón y voilá, a dormir ! La decoración es muy sobria donde destacan sus puertas correderas con papel.

Y como colofón al intenso, pero relajado día, unas vistas nocturnas del torii. ¿No creéis que ha merecido la pena acercarse hasta aquí? A nosotros así nos lo ha parecido.

1 comentario:

  1. Hola Chicos, día redondo. Me han encantado las tortitas ( gracias), los jozis , el mini bambi y la torii. Hiroshima es nuestra historia y no hay que olvidar de lo que somos capaces los humanos , pero me cuesta visitar esos lugares .
    El remate final genial , un ryokan para descansar , espero que no sea el último.
    Un besito.

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