Día #9: Kanazawa - Tokyo

Hoy ha amanecido lloviendo con ganas, así que nos lo hemos tomado con calma antes de salir a la calle. Ayer reservamos los asientos del tren bala que nos ha de llevar a Tokyo, y decidimos darnos margen suficiente para ver la ciudad de Kanazawa y sus famosos jardines.

Paraguas en mano, hemos emprendido la marcha hacia los jardines, pasando antes por el cercano castillo que, si bien está totalmente reconstruido, no deja de ser un bonito ejemplo de este tipo de edificaciones.

Cruzando la calle, se encuentran los Kenroku-En, uno de los tres jardines mas bellos de Japón. Su nombre resume las 6 cualidades que todo jardín debiera tener: amplitud, antigüedad, vistas, aislamiento, flujo de agua y artificialidad. Durante más de 2 horas nos hemos recreado en todos los detalles, intentando descifrar estas 6 características. Puentes, árboles, piedras, agua, fuentes, estanques... elementos que se reparten por toda el recinto y que te aíslan por completo del mundo.

Además, y siguiendo con nuestra buena suerte, no ha llovido nada el resto del día !

La visita es una verdadera maravilla, y eso que no hay apenas floración. No nos queremos ni imaginar la belleza de este lugar en abril o mayo, con los cerezos, lirios y azaleas en flor.

A ritmo tranquilo, hemos salido y dirigido nuestros pasos al antiguo distrito de NagaMachi, el barrio de los samurais. Las casas que en su día habitaban estos guerreros, han sido en su mayoría ocupadas y reconvertidas en viviendas de alto standing. 

Kanazawa también tiene un barrio de geishas pero donde no trabaja ninguna hoy en día, y que no hemos visitado. 

Para cerrar la visita, hemos ido al mercado, que al ser sábado estaba realmente animado. Es curioso ver como junto a los puestos de marisco, pescado y carne, te puedes comprar una camisa o unas zapatillas.

Buscando un sitio donde comer, hemos optado por un puesto en el que había mucha gente y que tenía una pinta estupenda. Las albondigas con salsa de soja dulce y los pintxos de calamar y pulpo+navaja+almeja estaban realmente deliciosos. De hecho, hemos repetido el de las pelotillas.

Así que con los deberes hechos, camino de la estación para coger el Shinkasen Kagayaki, uno de los más modernos de la flota de trenes bala, y que en dos horas y media nos ha llevado a Tokyo, destino final de nuestra aventura.

Tras hacer trasbordo en la estación central de Tokyo, hemos cogido una línea de tren local para bajarnos al de 5 minutos. En la salida de la estación nos estaba esperando la dueña del apartamento donde vamos a pasar esta semanita que nos queda. Un pedazo apartamento en un bloque de lujo, justo debajo de la Tokyo Tower, una especie de Torre Eiffel a la japonesa que de noche gana mucho. Es una zona muy tranquila, vamos el rollo que a nosotros nos va. Las vistas desde la terraza de la habitación están muy bien, pero es que en la azotea han habilitado una especie de chill-out, con sofás y unas vistas totalmente despejadas de la citada Torre. Daremos buena cuenta de ella en estos días, os lo aseguramos.

Y para cerrar el día, y como de fuerzas aún andábamos bien, hemos optado por acercarnos a Shibuya, a ver el ambiente de sábado noche, cruzar el famoso paso de peatones más transitado del mundo, ver la estatua del perro Hachiko y entrar en alguna tienda.

Realmente ha sido todo un choque ver a tanta gente, tiendas, neones... con la tranquilidad que traíamos de estos días atrás. Pero Tokyo es otra cosa y lo sabemos. Es una urbe tan grande que tiene que haber cabida para este tipo de ambientes. Nos pasa lo mismo en NYC y la zona de Times Square. Qué le vamos a hacer, somos así !